Además, ha amenazado con tomar medidas similares en otras localidades, generando un debate sobre los límites del poder presidencial y la autonomía local.
El 12 de agosto, el mandatario ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en la capital por un período inicial de 30 días, argumentando que la tasa de homicidios superaba a la de ciudades como Bogotá o Ciudad de México. En su red social, Truth Social, Trump celebró el resultado de la intervención, afirmando que Washington D.C.
pasó “de ser una de las ciudades más peligrosas y con más asesinatos de EE. UU. (...) a ser una de las más seguras”.
La controversia se intensificó cuando amenazó con declarar una “emergencia nacional” y federalizar a la policía metropolitana si la alcaldesa demócrata Muriel Bowser dejaba de cooperar con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). “¡Si es necesario declararé una emergencia nacional y federalizaré!!
!”, advirtió el presidente.
Esta estrategia de intervención federal no se limita a la capital; Trump también ha anunciado su intención de desplegar la Guardia Nacional en Memphis, Tennessee, para hacer frente a la alta tasa de criminalidad de la ciudad, una medida que ha generado preocupación y cuestionamientos sobre su eficacia y legalidad entre los residentes locales.












