La declaración fue más allá, al advertir que Washington respondería a lo que considera una persecución política.

Un artículo menciona que el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil condenó la amenaza de Estados Unidos “de usar sanciones económicas o fuerza contra nuestra democracia”. Por su parte, el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva reaccionó afirmando que “no se dejará intimidar por las amenazas de Washington”.

Esta confrontación diplomática evidencia la alineación de la administración Trump con líderes de derecha en la región y su disposición a intervenir en los asuntos internos de otros países para defender a sus aliados políticos, incluso cuando estos enfrentan procesos judiciales por acciones contra la democracia.