En su plataforma Truth Social, Trump describió el suceso como un "desafortunado incidente" y calificó a Catar como un "fuerte aliado y amigo". La situación es delicada para Washington, ya que tanto Israel como Catar son socios estratégicos, y este último ha sido un mediador fundamental en las negociaciones para un alto el fuego en Gaza. Paralelamente, Trump ha intensificado la presión sobre Hamás para que acepte un acuerdo de tregua que permita la liberación de los rehenes israelíes.

Lanzó una "última advertencia" al grupo, declarando en redes sociales: "Los israelíes han aceptado mis condiciones.

Es hora de que Hamás también las acepte". Esta doble vertiente de su diplomacia muestra los desafíos de gestionar alianzas complejas en Medio Oriente mientras intenta proyectar una imagen de firmeza.