Esta intervención directa busca presionar al grupo islamista para que libere a los rehenes israelíes y ponga fin al conflicto.

A través de su plataforma Truth Social, Trump fue contundente: “Los israelíes han aceptado mis condiciones.

Es hora de que Hamás también las acepte”.

El mandatario advirtió sobre “las consecuencias de no aceptar” el acuerdo y sentenció: “¡No habrá más!”.

Esta declaración subraya su implicación personal en las negociaciones, que según reveló, se encuentran en una fase “muy profunda”.

La propuesta de acuerdo habría sido enviada a Hamás a través de un activista por la paz israelí, según informó el medio Axios, lo que indica el uso de canales no tradicionales para avanzar en el diálogo. La estrategia de Trump consiste en aplicar máxima presión pública sobre Hamás, presentándolos como el único obstáculo para alcanzar la paz y el regreso de los rehenes. “Todo el mundo quiere que esta guerra termine”, escribió, posicionando a su administración como la principal impulsora de una solución. Con este ultimátum, Trump busca un logro significativo en política exterior, demostrando su capacidad para mediar en uno de los conflictos más complejos del mundo, aunque su enfoque de alta presión también conlleva el riesgo de estancar las negociaciones si Hamás rechaza públicamente sus términos.