Como respuesta, el Pentágono denunció que dos cazas F-16 venezolanos sobrevolaron de manera “provocadora” un destructor estadounidense.

La reacción de Trump fue inmediata y contundente, advirtiendo que cualquier avión militar venezolano que represente una amenaza “será derribado”.

Además, ordenó el despliegue de diez cazas F-35 a Puerto Rico para reforzar la presencia militar. Por su parte, el presidente Nicolás Maduro calificó el despliegue como una “amenaza directa” y advirtió que si su país es agredido, pasaría a una “etapa de lucha armada”. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras la retórica belicista de ambos gobiernos aumenta el riesgo de un enfrentamiento directo en el Caribe.