Ante la conmoción nacional generada por la brutalidad del ataque, captado por cámaras de seguridad, Trump se pronunció en su red social Truth Social.

Calificó al agresor como un “ANIMAL” y declaró que este “debe recibir un juicio ‘rápido’ (¡no hay duda!)

y ser sentenciado ÚNICAMENTE con la PENA DE MUERTE.

¡¡¡No puede haber otra opción!!!”.

La administración Trump ha abanderado este caso para justificar una política de “mano dura”, instando a su gobierno a ser “despiadado” con los delincuentes. La Casa Blanca ha utilizado el asesinato para criticar las políticas de seguridad en ciudades gobernadas por demócratas y para argumentar que los “reincidentes violentos” no deben permanecer en las calles. Este enfoque se alinea con la retórica de la administración que busca presentarse como la única capaz de restaurar el orden y la seguridad en el país, contrastando su postura con la de sus oponentes políticos.