El presidente describió a Chicago como “un lugar muy peligroso” y un “agujero infernal”, afirmando que podría “resolver el problema muy rápidamente” con fuerzas federales.

Estas amenazas se producen en un contexto de rumores sobre inminentes redadas de ICE en la ciudad, lo que ha puesto en alerta a la comunidad inmigrante y a las autoridades locales. El gobernador de Illinois ya anticipó que un eventual envío de tropas federales podría derivar en una batalla judicial, mientras que el alcalde de Baltimore, otra ciudad señalada por Trump, rechazó la idea, asegurando: “No necesitamos una ocupación”.