El plan de Trump para Chicago sigue un modelo similar al ya implementado en Washington, donde se desplegaron agentes federales para patrullar las calles.

La justificación oficial se centra en la lucha contra el crimen, pero la retórica del presidente ha incluido un fuerte componente antiinmigratorión. En sus redes sociales, Trump ha utilizado un lenguaje belicoso, parodiando la película 'Apocalypse Now' con mensajes como “Me encanta el olor de las deportaciones en la mañana” y refiriéndose a su plan de acción a través de su rebautizado “Departamento de GUERRA”. Esta postura ha sido denunciada por la oposición como la de un “dictador en potencia”. La respuesta de las autoridades de Illinois y Chicago ha sido de rechazo total.

El gobernador J.B.

Pritzker y el alcalde Brandon Johnson han prometido resistir lo que consideran un avance del autoritarismo y una estrategia para atacar a las comunidades migrantes.

La medida ha sumido a la ciudad en un clima de temor e incertidumbre, provocando protestas multitudinarias y llamados de líderes comunitarios a la resistencia. Expertos legales citados en los análisis cuestionan la autoridad constitucional del presidente para desplegar tropas en una ciudad sin el consentimiento de sus autoridades locales, lo que podría desencadenar una importante batalla legal.