Trump emitió una advertencia directa al gobierno de Nicolás Maduro, afirmando que cualquier avión venezolano que represente una amenaza para sus fuerzas será derribado. “Si nos ponen en una situación peligrosa, serán derribados”, declaró Trump, delegando la decisión de actuar al mando militar en el terreno. Esta escalada se enmarca en una estrategia de “máxima presión” que incluye acusaciones de que Maduro lidera un “narcoestado” y un aumento en la recompensa por su captura.

El gobierno venezolano ha respondido calificando el despliegue como una “amenaza criminal y sangrienta” y una provocación.

Nicolás Maduro advirtió que si su país fuera agredido, “pasaría a una etapa de lucha armada”, aunque también ha hecho llamados al diálogo.

La retórica se ha endurecido por ambas partes, con el secretario de Estado, Marco Rubio, refiriéndose a Maduro como un “fugitivo de la justicia estadounidense”, y el gobierno chavista acusando a Washington de fabricar un pretexto para una intervención militar y de manipular con inteligencia artificial el video del ataque a la lancha.