La controversia se centra en Lisa Cook, nominada por el expresidente Biden en 2022, quien ahora enfrenta una investigación criminal por presunto fraude hipotecario.

Aprovechando esta situación, el presidente Trump ha intensificado sus esfuerzos para removerla de su cargo en el banco central.

Como posible reemplazo, la Casa Blanca impulsa a Stephen Miran, un asesor comercial de la administración. La presión sobre Cook y la FED se enmarca en una estrategia más amplia de Trump para alinear las instituciones económicas con su agenda política, lo que ha sido descrito como un “asalto definitivo a la Reserva Federal”. Históricamente, la FED ha operado con un alto grado de independencia del poder ejecutivo para evitar la politización de las decisiones sobre tasas de interés e inflación. Los intentos de Trump por influir en su composición y liderazgo han generado preocupación entre economistas y analistas, quienes advierten sobre los riesgos de socavar la credibilidad y autonomía de una de las instituciones financieras más importantes del mundo. Mientras tanto, Cook intenta oponerse a su destitución en los tribunales, abriendo un conflicto institucional de consecuencias significativas para la estabilidad económica del país.