y Los Ángeles.

El presidente ha insinuado que podría tomar medidas similares en otras ciudades como Baltimore.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó que se agregarán más recursos a las operaciones de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Chicago, aunque no especificó el rol que jugaría la Guardia Nacional.

La medida ha sido duramente criticada por líderes locales.

El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, calificó la idea de “antiamericana” y afirmó: “No queremos tropas en las calles de las ciudades estadounidenses”. Por su parte, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, firmó una orden ejecutiva para preparar a la ciudad ante el posible despliegue y prohibir la colaboración de la policía local con personal militar. Las autoridades locales sospechan que la verdadera intención del despliegue no es solo combatir el crimen, sino también realizar operativos migratorios a gran escala.

Más de una docena de gobernadores demócratas han calificado estos despliegues sin consentimiento estatal como un “abuso de poder alarmante” por parte de la administración federal.