Según Trump, la embarcación transportaba “cantidades masivas de drogas” con destino a Estados Unidos.

“Que esto sirva de advertencia para quienes intenten envenenar a nuestro pueblo”, declaró el mandatario.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldó la veracidad del operativo, afirmando: “Definitivamente no es inteligencia artificial.

Lo vi en vivo”.

La acción se enmarca en un despliegue militar estadounidense sin precedentes en la zona, que incluye destructores, submarinos y miles de infantes de marina con el objetivo de combatir redes criminales. La reacción de Venezuela fue inmediata y contundente.

El presidente Nicolás Maduro calificó el ataque como una “agresión imperialista” y denunció que el video del ataque podría haber sido manipulado con inteligencia artificial.

Otros funcionarios venezolanos, como Diosdado Cabello y Freddy Ñáñez, acusaron a Washington de fabricar un relato para justificar una intervención militar.

El incidente también provocó reacciones en la región; el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lo calificó como un “asesinato”. Expertos y analistas han iniciado un debate sobre si la acción violó el derecho internacional, al tratarse de una ejecución extrajudicial sin un proceso de verificación o investigación previa, lo que podría sentar un precedente peligroso en las operaciones antidrogas a nivel global.