“No vamos a permitir que países aliados se conviertan en cómplices del Kremlin”, declaró el mandatario.
La política arancelaria es selectiva: golpea a industrias de alta empleabilidad como los textiles, pero exime a sectores estratégicos para Estados Unidos como los fármacos y la electrónica.
El gobierno indio ha reaccionado con indignación, señalando el trato desigual en comparación con China, el mayor comprador de petróleo ruso, cuyas exportaciones a EE.
UU. enfrentan una tasa del 30 %.
El Ministerio de Comercio de la India calificó la medida como una “penalización injusta”. El comercio bilateral entre ambos países alcanzó cifras récord el año pasado, con Estados Unidos importando bienes indios por 87.000 millones de dólares.
La India se había posicionado como una alternativa estratégica a China para las cadenas de suministro estadounidenses, pero esta nueva política podría desincentivar esa diversificación. Se espera que Nueva Delhi anuncie medidas de represalia en los próximos días, lo que podría afectar a productos estadounidenses como químicos y piezas aeroespaciales.
La escalada de tensión comercial empuja a la India a acercarse a China y Rusia, como lo demuestra la reciente reunión entre Narendra Modi y Xi Jinping, la primera en siete años.












