El objetivo declarado es combatir el narcotráfico vinculado al “Cartel de los Soles”, organización que, según Washington, es liderada por Maduro y altos funcionarios de su gobierno. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que “el régimen de Maduro no es legítimo, es un cartel narcoterrorista”. Sin embargo, la magnitud del despliegue, considerado el mayor en la región desde la invasión de Panamá en 1989, es vista por muchos como una táctica de “diplomacia de cañonero”. El gobierno de Maduro ha denunciado la movilización como una “amenaza a la paz regional”, ha activado a 4,5 millones de milicianos y ha solicitado la intervención de la ONU. La medida ha polarizado a la región, con el respaldo de países como Trinidad y Tobago a la acción estadounidense y el llamado a la contención por parte de China.