Los nuevos aranceles punitivos entraron en vigor el 27 de agosto, cumpliendo una amenaza del presidente Trump, quien justificó la decisión argumentando que la India ha aumentado sus compras de crudo ruso, lo que, según Washington, contribuye a financiar la guerra de Moscú en Ucrania. "No vamos a permitir que países aliados se conviertan en cómplices del Kremlin", declaró el mandatario. La medida ha causado malestar en Nueva Delhi, que señala un trato desigual en comparación con China, el mayor comprador de petróleo ruso, cuyas exportaciones a Estados Unidos enfrentan una tasa del 30 %.

Para la India, esto constituye una penalización injusta.

Los aranceles afectan a industrias de alta empleabilidad como los textiles, el acero y el aluminio, aunque eximen a sectores estratégicos como los fármacos y la electrónica, incluidos los teléfonos inteligentes. El Ministerio de Comercio indio advirtió a principios de agosto que aplicaría medidas de represalia si Trump cumplía su amenaza, por lo que se esperan nuevos aranceles contra bienes estadounidenses en los próximos días. La escalada podría desincentivar la diversificación de las cadenas de suministro estadounidenses hacia la India, una estrategia que había ganado fuerza tras los aranceles impuestos a China. Ciudadanos indios han reaccionado asegurando que la medida es una oportunidad para aumentar el comercio local y crear acuerdos con otros países.