La administración Trump también ha solicitado a naciones como España y Ecuador que se sumen a esta política.

Esta expansión se produce después de que la Corte Suprema diera vía libre en julio para reanudar los vuelos de deportación a terceros países, una victoria clave para las políticas de mano dura del presidente. Un alto funcionario del Departamento de Estado justificó la medida afirmando que están haciendo “todo lo posible para apoyar la política del presidente de mantener América a salvo expulsando a los inmigrantes ilegales”. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha impulsado expulsiones exprés a países como El Salvador y Sudán, y esta nueva fase de la estrategia busca consolidar un sistema global de gestión de deportaciones bajo el liderazgo de Washington.