El nuevo diseño ha sido criticado por reconfigurar distritos con mayorías latinas y afroamericanas para favorecer a los candidatos republicanos.

El representante demócrata Ramón Romero Jr.

afirmó que el rediseño les “arrebata nuestras voces y nos deja en silencio”.

La aprobación se logró a pesar de la resistencia de la bancada demócrata, que llegó a abandonar el estado para romper el quórum y retrasar la votación.

Trump instó públicamente a los legisladores texanos a aprobar el mapa “lo antes posible” y ha animado a otros estados gobernados por republicanos, como Misuri, Indiana y Ohio, a seguir el ejemplo. En respuesta, los demócratas en California, liderados por el gobernador Gavin Newsom, han impulsado una legislación para rediseñar su propio mapa electoral, con el objetivo de crear cinco o más escaños favorables a su partido y contrarrestar la estrategia republicana. Esta confrontación entre los dos estados más poblados del país ha intensificado la batalla nacional por el control político del Congreso, en un contexto en que los republicanos buscan ampliar su estrecha mayoría actual.