Según Trump, él mismo propuso la alianza: "Le dije: 'Creo que sería bueno tener a Estados Unidos como su socio'.

Y él estuvo de acuerdo".

La inversión se enmarca en la Ley CHIPS, que busca incentivar la fabricación de semiconductores en territorio estadounidense. Intel es el único fabricante del país capaz de producir chips avanzados en sus propias instalaciones.

La decisión llega en un momento difícil para la empresa, que ha perdido terreno frente a competidores como Nvidia y AMD y ha reportado pérdidas significativas, planeando un recorte de personal del 25%. Esta operación subraya el enfoque de la administración en la política industrial como una herramienta de seguridad nacional, priorizando sectores estratégicos para reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras.