Aunque los encuentros han generado expectativas de paz, también han expuesto profundas divisiones sobre las concesiones territoriales y las garantías de seguridad.
La cumbre en Alaska del 15 de agosto entre Trump y Putin fue calificada por ambos como “productiva” y un “paso significativo”, aunque concluyó sin un acuerdo de alto el fuego. Trump cambió su postura inicial, abogando por un “Acuerdo de Paz” integral en lugar de una simple tregua.
Tras la reunión, el mandatario estadounidense sostuvo un encuentro en la Casa Blanca con Zelenski y líderes de la UE y la OTAN, donde se discutieron las condiciones para avanzar. Trump propuso que Europa brinde las garantías de seguridad a Ucrania, con un rol de coordinación para EE.
UU., y descartó el envío de tropas estadounidenses. Uno de los puntos más controvertidos es la discusión sobre “posibles intercambios de territorio”. Informes sugieren que Trump apoya la propuesta de Putin de que Ucrania ceda el control total del Donbás a cambio de congelar el frente en otras zonas, además de renunciar a la adhesión a la OTAN y a la recuperación de Crimea.
Zelenski ha rechazado públicamente las concesiones territoriales, pero se mostró abierto a una cumbre trilateral.
Líderes europeos como Emmanuel Macron y Friedrich Merz insistieron en la necesidad de un alto el fuego como requisito previo para negociaciones serias.
Mientras la diplomacia avanza, Rusia continuó sus ataques, lanzando decenas de drones sobre Ucrania durante las cumbres.