La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, afirmó que Trump está preparado para “usar todo su poder” para frenar el flujo de drogas. La medida se enmarca en la designación por parte de Washington de organizaciones como el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua como grupos terroristas, acusando a Maduro de liderar el primero. En paralelo, el gobierno estadounidense duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por la captura del mandatario venezolano.

Analistas como el profesor David Mendieta interpretan el despliegue no como una “inminente toma militar, sino como una amenaza directa” para presionar a Maduro.

La respuesta de Caracas fue inmediata: Maduro anunció la movilización de 4,5 millones de milicianos para defender la soberanía del país. La medida estadounidense también provocó el rechazo de otros países de la región; la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se pronunció en contra del “intervencionismo”, mientras que el presidente colombiano, Gustavo Petro, advirtió sobre el riesgo de convertir a Venezuela en “otra Siria”.