La nueva política otorga al ejército estadounidense la facultad de ejecutar operaciones militares directas, tanto en mar como en territorio extranjero, contra grupos criminales que han sido designados como “organizaciones terroristas”. Esta designación, aplicada en febrero a grupos como el Cártel de Sinaloa de México y el Tren de Aragua de Venezuela, proporciona la base legal para acciones ofensivas fuera de las fronteras de EE.
UU.
El secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó que el Pentágono ya ha comenzado el despliegue de fuerzas aéreas y navales hacia el sur del mar Caribe como parte de esta estrategia.
Según Rubio, estos grupos operan “con impunidad en aguas internacionales, simplemente exportando a Estados Unidos veneno”.
La medida está intrínsecamente ligada a la política de seguridad fronteriza de Trump y su objetivo de frenar el flujo de drogas como la cocaína y el fentanilo. Aunque Trump ha sugerido en el pasado el despliegue de tropas en México, una propuesta que el gobierno mexicano afirma haber rechazado, esta orden formaliza la capacidad del Pentágono para actuar militarmente, incrementando la posibilidad de confrontaciones directas en la región.