El gobierno de Estados Unidos ha ejecutado una masiva incautación de activos vinculados al presidente venezolano Nicolás Maduro, valorados en más de 700 millones de dólares. La medida es uno de los golpes financieros más contundentes contra el círculo del mandatario, en el marco de una estrategia para desmantelar lo que Washington describe como una operación de crimen organizado a nivel internacional. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, fue la encargada de anunciar la confiscación, comparando la estructura del gobierno venezolano con la mafia. “Esto es crimen organizado, no es diferente a la mafia.
Aunque hemos confiscado activos por más de 700 millones de dólares, el régimen de terror de Maduro continúa”, declaró Bondi en una entrevista. Los bienes incautados son una muestra de la magnitud de la operación e incluyen dos aviones de lujo, múltiples mansiones —una de ellas en República Dominicana y varias en Florida—, una granja de caballos, nueve vehículos de alta gama, yates, y millones de dólares en joyas y dinero en efectivo. Esta acción se alinea con otras medidas de presión de la administración Trump, como la designación del “Cartel de los Soles” como organización terrorista y el aumento a 50 millones de dólares de la recompensa por la captura de Maduro. El gobierno venezolano ha rechazado enérgicamente estas acciones; la vicepresidenta Delcy Rodríguez calificó la operación como un “ridículo y barato show”, mientras que el canciller Yván Gil acusó a la fiscal Bondi de inventar un “cuento” para desviar la atención de otros asuntos.
En resumenLa administración Trump ha intensificado su ofensiva financiera contra el régimen de Nicolás Maduro con la confiscación de activos de lujo por más de 700 millones de dólares. Esta medida, que incluye mansiones, aviones y yates, busca debilitar la estructura económica de un gobierno al que EE. UU. acusa de operar como una organización criminal y narcotraficante a escala internacional.