El encuentro en la Base Aérea Elmendorf-Richardson fue meticulosamente coreografiado.
Ambos presidentes descendieron de sus respectivos aviones y se saludaron en la pista antes de caminar juntos por una alfombra roja, un honor que generó críticas entre los opositores de Trump, quienes lo consideraron una muestra de deferencia excesiva hacia el líder ruso. Durante el recibimiento, un periodista le gritó a Putin: "¿Dejarás de matar civiles?
", pero no hubo respuesta.
Posteriormente, ambos líderes se trasladaron en la limusina presidencial estadounidense, apodada "La Bestia", para iniciar las conversaciones.
La reunión, que duró casi tres horas, concluyó sin un acuerdo concreto, pero con ambos mandatarios calificándola de "productiva". En la rueda de prensa final, sin preguntas, Trump y Putin se dieron un último apretón de manos frente a un fondo azul con las palabras "En busca de la paz". La cordialidad del encuentro culminó con Putin sugiriendo, en tono distendido, que la próxima reunión fuera en Moscú, a lo que Trump respondió: "puedo imaginar que eso suceda". Pese a la falta de resultados tangibles, la cumbre fue vista en Rusia como una victoria diplomática, al normalizar las relaciones con Estados Unidos sin haber realizado concesiones sobre Ucrania.