La cooperación en seguridad entre México y Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump ha alcanzado un punto álgido con la extradición de 26 criminales de alto perfil, incluyendo líderes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Cartel de Sinaloa. Esta operación se suma a otra realizada a principios de año, donde fueron entregados capos como Rafael Caro Quintero y los hermanos Treviño Morales, fundadores de Los Zetas. Un aspecto clave de estos acuerdos de extradición es el compromiso del Departamento de Justicia de Estados Unidos de no solicitar la pena de muerte para ninguno de los acusados. Esta condición ha abierto una grieta en la dura política de pena capital de Trump, optando por la clemencia para asegurar la cooperación de México, un país que no permite la extradición para delitos que conllevan la pena capital. El embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, felicitó al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum por su “continua y valiente cooperación”, destacando que la determinación de Trump y la fiscal general Pam Bondi fue “fundamental para hacer realidad este segundo traslado”.
Entre los extraditados se encuentra Abigael González Valencia, alias ‘El Cuini’, cuñado de ‘El Mencho’ y operador financiero del CJNG.
Estas acciones refuerzan la estrategia bilateral de combate al crimen organizado, aunque evidencian la complejidad de alinear los sistemas judiciales de ambos países, especialmente en lo que respecta a la pena máxima.
En resumenLa extradición de 26 capos mexicanos a Estados Unidos marca un hito en la cooperación bilateral bajo el gobierno de Trump, subrayando un enfoque pragmático en la política de pena de muerte. Al comprometerse a no buscar la pena capital, Washington asegura la entrega de criminales de alto perfil, fortaleciendo la lucha contra el narcotráfico, aunque moderando una de sus posturas más duras en materia de justicia penal.