El gobierno de Estados Unidos ha duplicado la recompensa por información que conduzca a la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, elevándola a una cifra histórica de 50 millones de dólares. La medida, anunciada por la fiscal general Pam Bondi, intensifica la presión sobre el régimen chavista, al que Washington acusa de liderar el "Cartel de los Soles" y de estar directamente involucrado en narcoterrorismo. En su anuncio, Bondi calificó a Maduro como "uno de los mayores narcotraficantes del mundo y una amenaza para nuestra seguridad nacional", afirmando que utiliza "organizaciones terroristas extranjeras como el TDA (Tren de Aragua), Sinaloa y el Cartel de los Soles para traer drogas letales y violencia a nuestro país".
Según la fiscal, la DEA ha incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas a Maduro y sus socios.
Esta cifra récord, que supera incluso la ofrecida por Osama Bin Laden, se suma a recompensas por otros altos funcionarios como Diosdado Cabello (25 millones) y Vladimir Padrino (15 millones).
La respuesta desde Caracas fue inmediata.
El canciller Yván Gil calificó la medida como "propaganda política patética" y parte de un "circo mediático" para complacer a la oposición. Por su parte, Diosdado Cabello negó la existencia del Cartel de los Soles, calificándolo como "un invento de Estados Unidos". El presidente colombiano Gustavo Petro también criticó la decisión, afirmando que "no creo que la solución de los problemas políticos de los venezolanos pase por poner dinero para matar o capturar líderes políticos", y defendió la cooperación de Maduro en la lucha antinarcóticos en la frontera.
En resumenEl aumento récord de la recompensa por Maduro subraya la estrategia de máxima presión judicial y financiera de la administración Trump para desestabilizar al gobierno venezolano, en un movimiento que agudiza las ya tensas relaciones bilaterales y genera reacciones encontradas en la región.