Los continuos enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo en la cuenca media del Río San Juan, en Chocó, han provocado una grave crisis humanitaria que afecta a varias comunidades rurales. El desplazamiento forzado y el confinamiento de pobladores en municipios como Sipí encienden las alarmas sobre la desprotección de la población civil, atrapada en medio de la disputa territorial. La gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, informó sobre la realización de un consejo extraordinario de seguridad para analizar la situación, que se ha vuelto reiterada en la región.
Las confrontaciones han obligado a los habitantes de las comunidades de Buenas Brisas y San Agustín a abandonar sus hogares.
Además del desplazamiento, la gobernadora advirtió que estas comunidades enfrentan una “grave y sostenida crisis humanitaria” debido a la posible presencia de artefactos explosivos instalados por los grupos armados, lo que pone en riesgo la vida de quienes permanecen en la zona y limita su movilidad. Las autoridades han iniciado verificaciones para censar a la población damnificada y activar la ruta de atención humanitaria.
La mandataria hizo un nuevo llamado al Gobierno Nacional para que adopte medidas efectivas que protejan a estas comunidades vulnerables, que continúan siendo víctimas del accionar de los grupos armados ilegales. La situación evidencia la necesidad de una intervención estatal más robusta para garantizar los derechos humanos en el departamento.
En resumenLa crisis en Chocó, marcada por el desplazamiento y confinamiento forzado debido a la violencia entre grupos armados, subraya la urgente necesidad de una presencia estatal efectiva que proteja a la población civil. La respuesta humanitaria y las medidas de seguridad son cruciales para mitigar el impacto del conflicto en uno de los departamentos más afectados por la violencia en Colombia.