La comunidad Emberá llegó a Bogotá como víctima de desplazamiento forzado y ha enfrentado condiciones de hacinamiento y precariedad, primero en el Parque Nacional y ahora en La Rioja. La falta de una solución estructural a su situación vulnera sus derechos fundamentales a la vivienda digna, la salud y la protección especial que la Constitución otorga a los pueblos indígenas, perpetuando un ciclo de desarraigo y crisis humanitaria en la capital.