En el Guaviare, el presidente Gustavo Petro ordenó una ofensiva militar, incluyendo bombardeos, contra las disidencias de ‘Iván Mordisco’, que dejó un saldo de al menos 19 guerrilleros muertos y una captura. Esta operación fue una respuesta a los secuestros y atentados con drones ejecutados por este grupo, que se levantó de la mesa de diálogo en mayo del año anterior. En Boyacá, la tranquilidad de Tunja, considerada una de las ciudades más seguras, fue interrumpida por un intento de atentado con una volqueta cargada con 24 artefactos explosivos improvisados, abandonada cerca del Batallón Simón Bolívar. Las autoridades atribuyeron la acción al frente ‘Adonay Ardila Pinilla’ del ELN y ofrecieron una recompensa de hasta 100 millones de pesos por información sobre alias ‘Poeta’, presunto cabecilla detrás del ataque.
La detonación controlada de los explosivos causó heridas a dos soldados y daños en la instalación militar. Simultáneamente, en Arauca, el gobernador Renson Martínez Prada sufrió un atentado cuando su vehículo fue impactado por al menos diez disparos en la vía entre Fortul y Tame.
El mandatario salió ileso gracias al blindaje.
En la misma región, el ELN se atribuyó el secuestro de cinco soldados del Ejército en el municipio de Tame, quienes fueron interceptados mientras viajaban en un bus de servicio público.












