Crisis en Nueva EPS desata fallas masivas en la atención y una avalancha de tutelas
Una severa crisis operativa y financiera en la Nueva EPS está afectando a cientos de miles de afiliados en todo el país, con un impacto particularmente agudo en Medellín. La situación se caracteriza por fallas sistemáticas en la prestación de servicios, deudas millonarias con la red hospitalaria y un aumento exponencial de acciones de tutela para garantizar el derecho fundamental a la salud. La Personería de Medellín ha emitido alertas institucionales, señalando que, a pesar de la intervención de la Superintendencia Nacional de Salud, persisten retrasos en la asignación de citas especializadas, demoras en cirugías y barreras en la entrega de medicamentos de alto costo. Esto ha provocado una sobrecarga en los servicios de urgencias y un incremento alarmante en la judicialización de la salud: con corte a septiembre de 2025, se registraron 2.395 tutelas, más del doble que en todo 2024. La cartera pendiente de pago de la Nueva EPS con la red pública de Antioquia supera los 1.9 billones de pesos. La situación llevó a la Clínica Somer de Rionegro a suspender temporalmente los servicios no urgentes por una deuda de más de 100 mil millones de pesos, aunque recientemente se reanudaron tras un acuerdo de pago. Como respuesta a la crisis, la agente interventora, Gloria Libia Polanía Aguillón, anunció el inicio de una auditoría forense para investigar posibles irregularidades administrativas y financieras en la entidad entre 2019 y 2025, abarcando áreas como contratación, facturación y pagos.



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Hasta ahora, 16 niños muertos, ¿vendrán más? egutierrez Dom, 23/11/2025 - 08:43 Rodrigo López Oviedo Dom, 23/11/2025 - 08:43 Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. PUBLICIDAD Como si hubiera sido poca la preocupación que nos produjo el bombardeo ocurrido en el Guaviare, que dejó a 7 madres llorando la muerte de sus adolescentes hijos, hemos sabido después, por boca de la subdirectora de la fundación Pares, que ya antes, entre agosto y este luctuoso día, se habían producido tres bombardeos más con otros seis menores muertos, a los cuales habría que agregar los que pudieron caer en otras doce operaciones similares realizadas en este 2025.Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. No puede ser que ahora, gracias a un enroque presidencial, este tipo de hechos se hayan vuelto aceptables y que Petro los justifique con argumentos traídos de los cabellos, como el de que las víctimas de reclutamiento forzado son también “objetivos militares legítimos” y que como tal hay que tratarlos.Refiriéndose a este último bombardeo, dice el señor presidente que fue la respuesta a una emboscada en la que estaban en riesgo inminente de caer 20 soldados. Esta es una justificación difícil de creer, ya que por informaciones anteriores sabíamos que lo bombardeado había sido un campamento, y desde un campamento es muy difícil emboscar a nadie. Adicionalmente, tampoco es creíble que la emboscada fuera inminente, ya que entre la orden de bombardear y el bombardeo mismo transcurrieron tres días.Pues no, señor presidente, antes que bombas lo que requieren estos menores es que, a cambio de revictimizarlos a costa de su propia vida, se les reconozca como titulares del derecho a protección especial, lo cual obliga a que cualquier operativo militar que pueda afectarlos se preceda de un caudal suficiente de precauciones que eviten desenlaces como los que hoy lamentamos. La única razón que podría explicar su cambio de actitud, de supeditar la condición de víctimas del conflicto de estos menores a la de “objetivos militares legítimos”, es que esté cediendo a la exigencia de resultados militares que demanda la derecha.Señalemos finalmente una nueva preocupación, y es la de que, también por orden presidencial, los bombardeos continuarán, y esto nos coloca ante una disyuntiva: irnos acostumbrando pasivamente a ser testigos de que se sigan ejecutando, o rechazarlos desde las calles, ahora sin la venia presidencial e, incluso, contra su voluntad. La respuesta no puede ser otra que la de evitar convertimos en cómplices, como lo fuimos al permitir que 16 billones de pesos, que podrían servir para atender necesidades apremiantes, se hubieran destinado a la compra de aviones de guerra. Y guerra no es lo que necesitamos. Necesitamos paz.






