Aunque se vivieron momentos de tensión, no se reportaron agresiones físicas contra los funcionarios. Tras finalizar el control ilegal, la delegación pudo continuar su camino hacia Tibú, donde se confirmó que se encontraban a salvo y bajo resguardo institucional.

Este hecho se suma a la retención de una misión médica en la misma región en un periodo menor a dos meses, lo que evidencia un patrón de vulneración a las misiones humanitarias y de verificación. Voceros de la ONU y autoridades expresaron su preocupación, subrayando la necesidad de garantizar corredores seguros para el desplazamiento de personal humanitario. El suceso reaviva el debate sobre la seguridad en el Catatumbo y la urgencia de establecer mecanismos de protección efectivos para quienes trabajan en la implementación de programas de desarrollo y paz en territorios con alta presencia de grupos armados ilegales.