Campbell describió un panorama desolador donde los liderazgos sociales se encuentran “acorralados”, privados de su libertad de expresión y movimiento.
“La semana pasada vi el miedo en sus ojos”, afirmó, denunciando un ambiente de amenazas, homicidios, extorsiones y una profunda desconfianza para acudir a las autoridades.
Uno de los flagelos más graves es el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, una práctica que los grupos armados intensifican cerca de los colegios, llegando a afirmar que “a partir de los 15 años los niños y niñas son de ellos”. La ONU advirtió sobre un subregistro de casos debido al temor de las familias a denunciar. La oficina documentó un caso de instrumentalización de la población civil ocurrido el 18 de septiembre en Belén, La Plata (Huila), donde un grupo armado obligó a cerca de mil personas a concentrarse para exigir la retirada del Ejército. El secretario de Gobierno del Huila, Juan Carlos Casallas, confirmó que los grupos ilegales ejercen un control territorial que incluye la imposición de horarios de movilidad, carnetización y la obligación de asistir a reuniones. La ONU instó al Estado a proteger a la población civil, garantizar el derecho a la educación en zonas rurales y no estigmatizar a las comunidades “atrapadas” bajo amenaza.
Asimismo, urgió a los grupos armados a liberar a todos los menores de 18 años y a respetar el Derecho Internacional Humanitario.