Las reacciones han sido polarizadas.

Mientras la JEP defiende el modelo como una forma de sanar las heridas del conflicto, varias organizaciones de víctimas, como la Federación Colombiana de Víctimas de las Farc (Fevcol) y familiares de los diputados del Valle, han apelado los fallos. Argumentan que las sanciones son simbólicas, no reparan integralmente el daño y no reflejan la gravedad de los crímenes. El ex policía torturado por las FARC, John Frank Pinchao, afirmó que la condena no refleja el dolor de las víctimas.

Por otro lado, la comunidad indígena kankuama respaldó la sentencia contra los militares.

El debate se centra en si las medidas restaurativas logran un equilibrio entre paz y justicia, o si se convierten en un mecanismo que, según críticos como el abogado Juan Manuel Charry, “no le hace justicia a las víctimas”.