Este logro humanitario es resultado directo de la Mesa de Diálogo entre el Gobierno Nacional y el frente Comuneros del Sur, una disidencia del ELN. La ubicación de los cuerpos fue posible tras un año de trabajo coordinado entre la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), la Gobernación de Nariño y la Mesa de Co-construcción de Paz. La información consolidada permitió establecer las rutas y los lugares exactos donde se encontraban los restos, brindando una luz de esperanza a 23 familias que por décadas buscaron a sus seres queridos. Carlos Augusto Erazo Murcia, jefe de la Delegación del Gobierno, calificó los hallazgos como “un paso trascendental en el camino hacia la verdad y la reparación”, destacando la participación activa de las comunidades y autoridades étnicas. Por su parte, Álex González, subsecretario de Paz y Derechos Humanos de la Gobernación, afirmó que “la recuperación de estos 23 cuerpos constituye un paso firme hacia la reconciliación”. Los cuerpos recuperados ingresarán a procesos de identificación forense para ser entregados dignamente a sus familias, un acto que busca transformar el dolor en alivio y cerrar ciclos de duelo. Este hecho demuestra el impacto tangible de los diálogos territoriales en la construcción de paz y la reparación a las víctimas del conflicto armado.
