La decisión ha generado reacciones encontradas. Mientras la JEP la presenta como un acto de reconocimiento y una forma de justicia más exigente que la prisión, diversas víctimas han expresado su indignación. Ingrid Betancourt calificó la sentencia como “una burla para todas las personas que estuvimos secuestradas”, argumentando que los exjefes de las FARC no aportaron verdad suficiente para merecer beneficios. De manera similar, Sofía Gaviria, víctima por el asesinato de su hermano, manifestó una “decepción total”, afirmando que “no hay una verdad esclarecedora como se exige”.
