Los investigadores sostienen que el atentado no fue un hecho aislado, sino una operación diseñada con recursos tecnológicos y coordinación que evidencia un aparato criminal con posibles conexiones internacionales.
Con siete personas ya capturadas, la investigación sigue en curso para identificar a todos los integrantes de la red y esclarecer si hubo motivaciones políticas detrás del magnicidio.