Según se demostró en el juicio, Cely Bautista cerró la puerta del aula, persiguió a la niña y cometió los abusos. La denuncia fue interpuesta de manera inmediata por los directivos y familiares de la víctima. El proceso judicial, que inició en abril de 2025, contó con múltiples testimonios, incluyendo los de compañeras de la menor, docentes, directivos y funcionarios del ICBF, quienes coincidieron en señalar la responsabilidad del educador. La Fiscalía sostuvo que el acusado conocía plenamente la edad de la víctima, ya que era su alumna en sexto grado, y que su conducta atentó directamente contra la libertad, integridad y formación sexual de la niña. El juez resaltó la gravedad del caso al haber ocurrido dentro de un entorno académico, donde el docente tenía el deber de protección. La condena contempla agravantes debido a la especial vulnerabilidad de la víctima y a la posición de confianza que el agresor ostentaba.