Un testigo relató que “no hubo alegatos ni palabras.

El señor salió y comenzó a dispararle”. Tras el ataque, el señalado homicida se entregó a una patrulla de la Policía, presuntamente con el arma utilizada en el crimen. El alcalde de Rionegro, Jorge Humberto Rivas Urrea, lamentó el hecho y describió a Rendón como un “funcionario ejemplar que fue arrebatado de manera injusta e inaceptable”. Por su parte, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, calificó el asesinato como “muy doloroso” y reflexionó sobre la “fragilidad y qué niveles de violencia estamos enfrentando”.

Este crimen atenta directamente contra el derecho a la vida y evidencia cómo una disputa cotidiana puede escalar hasta consecuencias fatales, reflejando una grave problemática social que vulnera los derechos fundamentales y la seguridad de los ciudadanos. Las autoridades investigan si existían conflictos previos entre la víctima y el victimario, pero el caso ya se ha convertido en un símbolo de los peligros de la intolerancia en la sociedad.