Las retenciones ocurrieron entre julio y agosto durante operativos y combates.

El grupo armado también admitió tener en su poder a un menor de edad desde el 27 de julio, a quien acusan de ser un “paramilitar infiltrado”. La situación más trágica es la del soldado Luis Hernán Quiguazú, quien también fue incluido en la lista de secuestrados pero cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en Nátaga, Huila.

El Ejército Nacional rechazó categóricamente el asesinato y exigió “el respeto a su vida y su dignidad” para los demás uniformados en cautiverio. El EMC advirtió que la integridad de los secuestrados depende de la “actuación responsable” del Gobierno y que una eventual liberación solo se dará cuando existan condiciones, finalizando con una amenaza velada: “esperemos que el desenlace no sea catastrófico”. Estos secuestros se suman a la retención de 33 militares en Guaviare, evidenciando una escalada en las acciones de este grupo armado contra la Fuerza Pública.