Tras más de dos semanas de búsqueda infructuosa, el caso de Valeria Afanador, desaparecida el 12 de agosto, dio un giro decisivo. El gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, confirmó que la principal línea de investigación es ahora la desaparición forzada. “Lo que hoy sí podemos decir es que tenemos un alto porcentaje de probabilidad de que estemos hablando de una desaparición forzada. Ya no existe tanta probabilidad de encontrarla en el perímetro en el que una niña de 10 años se pudo haber movilizado”, declaró Rey. Esta hipótesis se fortaleció ante la ausencia total de rastros, a pesar de un operativo de búsqueda que involucró a más de 200 rescatistas y cubrió un radio de 12 kilómetros.

La Interpol emitió una circular amarilla para facilitar su localización a nivel internacional.

En paralelo, la atención se ha centrado en la presunta negligencia del colegio Gimnasio Campestre Los Laureles. El abogado de la familia, Julián Quintana, ha sido enfático en señalar la responsabilidad de la institución en el cuidado de la menor y ha denunciado posibles irregularidades, como la alteración de la escena donde desapareció y la retención de información crucial. Quintana reveló que la rectora del colegio mencionó en una reunión privada la existencia de “un enemigo del colegio que habría querido hacerle daño a la institución con este hecho”, una versión que no fue entregada inicialmente a la Fiscalía y que podría “dar luces del móvil del delito”. Mientras tanto, se mantiene una recompensa de 70 millones de pesos por información que conduzca a su paradero.