“A mí no me intimidan, caleños.

Estoy firme para trabajar por nuestra ciudad”, declaró el alcalde Eder, mientras que la gobernadora Toro agradeció a la inteligencia militar y policial, asegurando que seguirá “firme en la lucha contra la delincuencia”. La situación generó un rechazo generalizado a nivel nacional.

El procurador general, Gregorio Eljach, repudió enfáticamente los planes y afirmó que “la unidad de los colombianos tiene que ser la estrategia para derrotar a los violentos”. De igual forma, el Consejo Gremial Nacional y el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, expresaron su solidaridad, calificando las amenazas como un atentado contra la democracia y un regreso “a las peores épocas de violencia en Colombia”. Como respuesta, se ordenó el reforzamiento de los esquemas de seguridad de ambos mandatarios, así como de otros líderes locales en Bogotá y Medellín.