El derribo de un helicóptero de la Policía en Amalfi, Antioquia, que resultó en la muerte de 13 uniformados, ha sido calificado como una “trampa mortal” preparada con antelación por disidencias de las FARC. Este hecho no solo representa uno de los golpes más duros contra la Fuerza Pública en tiempos recientes, sino que también ha provocado el desplazamiento de civiles en la zona. El ataque del 21 de agosto, atribuido al frente 36 de las disidencias de alias ‘Calarcá’, ocurrió mientras los uniformados realizaban labores de erradicación manual de cultivos de coca en la vereda Los Toros. Según el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, el atentado no fue perpetrado con un dron, como se especuló inicialmente, sino que el terreno donde aterrizó la aeronave había sido minado con explosivos enterrados días o meses antes. “Se trataba de una trampa preparada con antelación para destruir a las personas que se ubicarán allí”, afirmó el presidente. La explosión se activó cuando los policías se disponían a evacuar. La tragedia cobró la vida de 13 policías, entre ellos el capitán Francisco Javier Merchán, piloto de la aeronave, y dos caninos antiexplosivos, Telmo y Léster.
Cuatro uniformados sobrevivieron y fueron trasladados a Bogotá.
Como respuesta, el Gobierno ofreció una recompensa de hasta 2.000 millones de pesos por información que conduzca a la captura de alias ‘Chejo’ o ‘Alejandro’, cabecilla de la estructura 36. La violencia generó consecuencias humanitarias directas, con el desplazamiento de habitantes de la vereda Los Toros hacia la cabecera municipal. La comunidad de Amalfi reaccionó con una marcha por la paz y la vida, rechazando la violencia y exigiendo seguridad, lo que llevó a la alcaldía a cancelar las fiestas municipales como medida de precaución.
En resumenEl ataque en Amalfi revela un alto nivel de planificación táctica por parte de los grupos disidentes y ha tenido consecuencias devastadoras, incluyendo la muerte de 13 policías y el desplazamiento de comunidades locales. La respuesta del gobierno ha incluido recompensas de alto valor y una revisión estratégica, mientras la población local clama por la paz.