La violencia asociada al fútbol en Colombia dejó un nuevo episodio crítico en Barranquilla, donde el empresario bumangués Jonathan Daniel Castellanos Rojas fue brutalmente apuñalado diez veces por presuntos hinchas del Junior. Este ataque, junto a otros incidentes registrados en el estadio Metropolitano y en Norte de Santander, reaviva el debate sobre la intolerancia y la falta de seguridad en los eventos deportivos. Castellanos Rojas, de 30 años, se encontraba en Barranquilla por negocios y decidió asistir al partido entre Junior y Atlético Bucaramanga. Al llegar al estadio, fue atacado sin razón aparente por integrantes de la barra brava local.
Su madre, Linda Marisol Rojas Aguilar, denunció la gravedad de la agresión: “lo golpearon salvajemente y le propinaron 10 puñaladas, dejándolo en estado crítico”.
Además de las heridas, le robaron sus pertenencias.
La violencia también se extendió al interior del estadio, donde disturbios en la tribuna occidental dejaron al menos diez heridos.
Este no fue un hecho aislado, ya que otro hincha del Bucaramanga, Jonathan David Pabón, fue atacado en Chitagá, Norte de Santander, presuntamente por llevar la camiseta de su equipo.
La madre de Castellanos exigió justicia y medidas contundentes: “pido que las autoridades identifiquen, capturen y castiguen a los responsables.
No más violencia en el fútbol”. La familia aclaró que el empresario no tiene vínculos con barras bravas y su único propósito era disfrutar del partido.
En resumenUna serie de ataques violentos contra hinchas del Atlético Bucaramanga, incluyendo el apuñalamiento en diez ocasiones del empresario Jonathan Castellanos en Barranquilla, expone un grave y persistente problema de intolerancia e inseguridad en el fútbol colombiano. Estos hechos, ocurridos dentro y fuera de los estadios, vulneran el derecho a la seguridad personal y demuestran la necesidad urgente de medidas efectivas por parte de autoridades y clubes para erradicar la violencia y garantizar la integridad de los aficionados.