El subintendente de la Policía Nacional, Jefferson Andrés Ortiz Ocampo, de 32 años, fue asesinado por un francotirador mientras realizaba labores de patrullaje en el casco urbano del municipio de El Tarra, Norte de Santander. Este ataque evidencia la grave situación de orden público en la región del Catatumbo y la vulnerabilidad de la Fuerza Pública ante acciones de grupos armados. El atentado ocurrió en la mañana del martes 19 de agosto, alrededor de las 10:30 a.m., cuando los uniformados de la estación local fueron hostigados con armamento de largo alcance desde una zona elevada. El subintendente Ortiz Ocampo, oriundo de Cali, fue impactado y, aunque fue trasladado de inmediato a un centro de salud, falleció debido a la gravedad de la herida. Este crimen se suma a otro ataque registrado en menos de 12 horas en el peaje de Pamplonita, donde un patrullero resultó herido.
Las autoridades, en coordinación con el Ejército Nacional, han desplegado operativos para localizar a los responsables.
El Ministerio de Defensa reiteró la vigencia de una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los autores. El director de la Policía, mayor general Carlos Triana, rechazó el ataque y calificó al subintendente como un “héroe de la patria”, expresando su solidaridad con la familia del uniformado, quien era padre de dos hijos.
En resumenEl asesinato del subintendente Jefferson Ortiz Ocampo por un francotirador en El Tarra, Norte de Santander, subraya la persistente y letal amenaza que representan los grupos armados en la región del Catatumbo. Este ataque selectivo contra un servidor público en servicio, junto con una recompensa de 200 millones de pesos por información, pone de manifiesto la lucha del Estado por asegurar el control territorial y proteger a sus fuerzas en zonas con una fuerte presencia de organizaciones armadas ilegales.