Israel justificó su acción afirmando que Anas al-Sharif “dirigía una célula terrorista de Hamás”, una acusación que ha sido negada y que, según grupos de libertad de prensa, forma parte de una estrategia para deslegitimar y atacar a los comunicadores. El testamento de Al-Sharif, escrito en abril y hecho público tras su muerte, se ha convertido en un símbolo de la resistencia periodística: “Si estas palabras les llegan, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz... nunca he dejado de transmitir la verdad tal como es”. Su mensaje final es un llamado a no olvidar Gaza y a continuar la lucha por la libertad. Este suceso subraya la impunidad con la que se ataca a la prensa en conflictos armados y la necesidad urgente de que se apliquen los mecanismos del derecho internacional para proteger a los civiles, incluidos los periodistas.
