Su activismo la convirtió en una figura reconocida, pero también en un objetivo para las autoridades.

Los videos del arresto muestran a los oficiales sacándola a la fuerza de su vehículo Tesla, arrastrándola por el pavimento y sometiéndola con violencia, a pesar de que ella insistía en no oponer resistencia.

La tensión del momento le provocó un desmayo, tras lo cual fue llevada a un hospital y puesta bajo custodia migratoria.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) justificó la detención, señalando a Martínez como una “EXTRANJERA ILEGAL CRIMINAL” y mencionando una condena previa por conducir bajo la influencia del alcohol. El DHS añadió que “bajo el presidente Trump, si infringe la ley, enfrentará las consecuencias”, enmarcando el arresto dentro de una política migratoria de mano dura. Este caso abre un debate sobre múltiples frentes de los derechos humanos: el trato a los migrantes indocumentados, el uso de la fuerza durante las detenciones y las posibles represalias contra activistas que utilizan plataformas digitales para la denuncia social.