Un ataque armado contra una ambulancia en la vía al mar, entre los municipios de Ricaurte y Mallama en Nariño, culminó con el asesinato de un paciente y ha sido catalogado como una grave infracción al Derecho Internacional Humanitario (DIH). Este hecho subraya los crecientes riesgos que enfrenta el personal de salud en zonas de conflicto armado en Colombia. La víctima, Neiver Nastacuás, integrante de la comunidad indígena awá, estaba siendo trasladado hacia Pasto para recibir atención médica especializada tras sobrevivir a un atentado inicial en el que murió otro miembro de su comunidad, Darwin Patiño. La ambulancia fue interceptada por sujetos armados que obligaron al personal médico a abrir el vehículo y procedieron a asesinar a Nastacuás.
Afortunadamente, los paramédicos que lo acompañaban resultaron ilesos, pero quedaron bajo un profundo impacto emocional, requiriendo atención psicológica.
Este tipo de ataques contra misiones médicas está explícitamente prohibido por los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales, que otorgan una protección especial a las unidades sanitarias, su personal y los pacientes. La agresión no solo viola el derecho fundamental a la vida, sino que también obstaculiza el acceso a la salud de las comunidades más vulnerables, que dependen de estos traslados para recibir atención oportuna. Las autoridades departamentales convocaron un consejo de seguridad extraordinario para investigar los hechos y dar con los responsables, en una zona donde operan grupos como el frente Carlos Patiño del Estado Mayor Central y el Clan del Golfo.
En resumenEl asesinato de Neiver Nastacuás dentro de una ambulancia en Nariño es una flagrante violación del DIH que demuestra la desprotección del personal de salud y los pacientes en zonas de conflicto. Este crimen no solo atenta contra la vida, sino que infunde terror y limita el acceso a servicios médicos esenciales para las comunidades indígenas y rurales, evidenciando la degradación del conflicto en la región.