Informes iniciales sugerían que una tarjeta amarilla en el partido contra Venezuela los dejaría inhabilitados para el debut en la Copa del Mundo, lo que generó un debate sobre si Néstor Lorenzo debía arriesgarlos. La lista de jugadores en capilla incluía a figuras clave como Camilo Vargas, Dávinson Sánchez, John Lucumí, Richard Ríos y Jhon Arias, lo que aumentaba la tensión. Sin embargo, análisis posteriores aclararon la normativa, citando específicamente el artículo 10.2 del reglamento de la FIFA. Dicho artículo estipula claramente: “No se trasladarán a la fase final las tarjetas amarillas y las suspensiones pendientes como resultado de amonestaciones en diferentes partidos de la fase preliminar”. El mismo reglamento confirma que las únicas sanciones que sí se trasladan son las suspensiones por partidos pendientes impuestas como resultado de tarjetas rojas.

Esta aclaración trae tranquilidad al cuerpo técnico y a los jugadores, quienes podrán afrontar el último partido contra Venezuela sin la presión adicional de una posible sanción que afecte su participación en la cita orbital.