Sin embargo, la narrativa de la lesión no ha logrado disipar por completo las especulaciones sobre un posible acto de indisciplina.

Versiones de prensa sugieren que un cruce con algunos referentes del camerino tras el partido contra Perú en junio habría deteriorado su relación con parte del grupo. Aunque no hay nada confirmado, esta dualidad de explicaciones —una lesión física conveniente y un supuesto problema de actitud— crea un manto de incertidumbre sobre el futuro del joven atacante en el combinado nacional. Su carácter, descrito por Perea como “retador, en el buen sentido”, es visto por algunos como una fortaleza y por otros como una fuente de conflicto que debe ser gestionada para no afectar la “armonía” del equipo.

Su rendimiento al regresar a las canchas será crucial para determinar si su ausencia fue un hecho puramente médico o el inicio de un distanciamiento con el cuerpo técnico.