Musiala sufrió una "terrible lesión" durante el pasado Mundial de Clubes, un percance que dejó al Bayern sin una de sus piezas más creativas y desequilibrantes en la ofensiva. Esta baja, sumada a la salida de Leroy Sané y el retiro de Thomas Müller, dejó al técnico Vincent Kompany con un margen de mejora evidente en las bandas y la necesidad de incorporar un jugador de élite con capacidad de desborde y gol. En este contexto, la figura de Luis Díaz emergió como la solución ideal. El club bávaro, consciente de la urgencia, intensificó las negociaciones con el Liverpool hasta alcanzar un acuerdo cercano a los 75 millones de euros. La lesión de Musiala, por tanto, no fue solo un contratiempo deportivo, sino el catalizador que aceleró una de las transferencias más importantes del mercado de verano. Este movimiento estratégico demuestra cómo la lesión de un jugador clave puede reconfigurar los planes de un club de élite y desencadenar un efecto dominó en el mercado de fichajes, llevando a una inversión significativa para asegurar que el nivel competitivo del equipo no se vea comprometido.
