Estos individuos, recién salidos de Gaza, llegaron sin sellos en sus pasaportes, y su ingreso al país fue posible solo gracias a la intervención directa del presidente Cyril Ramaphosa. Esta operación, la segunda de su tipo desde el alto el fuego, fue orquestada por la sospechosa ONG Al Majd Europe.

La situación ha desatado un debate sobre las implicaciones de estas evacuaciones. Por un lado, ofrecen una vía de escape para personas atrapadas en una zona de guerra devastada. Por otro, el hecho de que se realicen a través de una entidad opaca que cobra miles de dólares, y que los destinos sean países lejanos como Sudáfrica, alimenta la discusión sobre si estas acciones constituyen una forma de ayuda humanitaria o si, por el contrario, podrían ser consideradas como "deportaciones ocultas" que contribuyen al vaciamiento de la población palestina en Gaza. La falta de transparencia en todo el proceso es el principal motivo de preocupación.